Hace unos días leí en un periódico un artículo que decía que "Nuestro cerebro está entrenado para deducir mensajes lingüísticos implícitos" esto implica un efecto de acción reacción a través de una relación no verbal. Así cierto estereotipo puede causar un efecto determinado sobre su interlocutor.
La palabra estereotipo es cada vez más usada en nuestra sociedad, solemos aplicarla al aspecto físico, estableciendo ideales de belleza, o queriendo identificar grupos sociales con simples aspectos físicos. Pero el hombre también va definiendo y estableciendo actitudes que conforman los estereotipos de comportamiento a los que nos acogemos a lo largo de nuestra vida. Cuando acudimos al trabajo debemos tomar una actitud seria, profesional. Cuando nos sentimos inseguros, tomamos una actitud más introvertida, al igual que si estamos cómodos, seremos capaces de mostrarnos tal y como somos.
En los grupos sociales también encontramos estereotipos de comportamiento, cada grupo social contiene variedad de estos estereotipos. Así, encontramos por ejemplo, al que ejerce una actitud de líder, el gracioso, el "listillo", el deportista... y un sin fin de distintos comportamientos. En cierto modo, actuar según estas actitudes preestablecidas no debería ser malo, nos puede ayudar a encontrar nuestro sitio en una sociedad de la que nos vemos excluidos. Pero el problema surge cuando renunciamos a nuestras aptitudes, a nuestros valores e ideas para desempeñar ciegamente un papel social, aparentando ser lo que no somos.
A modo de conclusión podríamos afirmar que los estereotipos sociales no son negativos, no nos perjudican socialmente, incluso pueden facilitarnos la adaptación, pero lo que nos puede perjudicar es representar cierto estereotipo ciegamente, actuando en todos los ámbitos de nuestra vida según las actitudes que este nos exige.

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