El amor tiene razones
que la razón no entiende
Los seres humanos nos guiamos por nuestra razón y nuestros sentimientos. Así es como nos relacionamos en el mundo. Nuestra razón le da sentido a las cosas que nos rodean y a nuestros actos. En cambio, los sentimientos son los impulsos irracionales, que no podemos controlar ni razonar, y que nos llevan a desear determinadas cosas.
De entre todas los sentimientos y emociones, el amor puede considerarse la más fuerte de todas. El amor verdadero puede darle a una persona un deseo tan inmenso que complete su vida y sus ganas de vivirla. Cuando un sentimiento tan fuerte como el amor choca con nuestra razón, se produce un dilema en nuestro interior. Y es que el amor realmente tiene razones que la razón, que nos dota de nuestra inteligencia para sobrevivir, no puede comprender.
Imaginemos una situación en la que se pusiesen en conflicto estos dos valores: un hombre enamorado está a las puertas de una casa en llamas donde su amada está atrapada. ¿Qué pasará en ese momento? ¿Arriesgará el hombre enamorado su vida para salvar la de su amada? ¿Haríamos cualquiera de nosotros eso por la persona que nos completa y nos da cada día felicidad y ganas de vivir? Desde mi punto de vista, si se trata realmente de amor verdadero cualquiera en el mundo lo haría.
Pero en una situación como esta, la razón nos indicaría que no jugásemos con nuestra vida. Intentaría hallar una solución “razonable”, que permita nuestra vida y con ello su existencia; nosotros mismos. Todo porque desde la razón no se puede entender un motivo así, mientras que para el amor es más que suficiente.
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