domingo, 24 de noviembre de 2013

Las primeras impresiones.

¿Nos dejamos llevar demasiado por las primeras impresiones?, ¿Son necesarios estos “prejuicios”?...

Ese pensamiento que se nos viene a la mente cuando vemos por primera vez a alguien. Estos pensamientos influyen en muchos campos, desde el: 'Ese me quiere robar', hasta el 'Me he enamorado'. Muchas veces, como acabo de decir, el amor puede ocurrir así pero yo no lo catalogaría de amor, si no de atracción. Para enamorarte realmente tienes que conocer o saber algo sobre esa persona.

Se puede decir nos acostumbramos a los prejuicios. Ya desde pequeños nuestros padres nos dicen que no nos fiemos de gente que tiene 'malas pintas', obviamente no tienen por que ser mala gente, de hecho a veces la gente que peor impresión nos causa suele ser la que finalmente nos cae mejor. Ni mucho menos culpo a los padres de acostumbrar a sus hijos, ellos lo hacen por nuestra seguridad.

Las impresiones suelen ir relacionadas con todo lo exterior. Con lo que percibimos con los ojos y podemos juzgar a primera vista. La ropa, la actitud, la complexión, si es más guapo o más feo e incluso (y por desgracia), el color de la piel.



En la sociedad hay unos prejuicios ya implementados. Quiero decir, nuestra primera impresión al ver una persona que viste mal o tiene mal aspecto, no va a ser la misma que con alguien que viste bien y va arreglado. También pasa con las personas, a veces nos puede caer mal gente sin siquiera conocerla y que después sea muy buena gente, y que alguien que parece ser buena gente, no lo sea.

Conforme crecemos y vivimos, nos vamos dando cuenta de que es mejor, en algunas ocasiones, no dejarse llevar por las primeras impresiones y esos prejuicios, y conocer a la persona en cuestión. Nos podemos llevar gratas sorpresas si nos paramos a juzgar por como son, y no por lo que parecen ser.


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