Hoy en día, alguien que es muy impulsivo no está bien visto, no es algo de lo que la gente se alegre de ser, aunque a decir verdad, hacen algo que nadie hace, vivir el momento, tal y como lo sienten, sin pensárselo dos veces. Al tomar este tipo de decisiones, es muy posible que te equivoques, porque las cosas que se dicen en calienten suelen ir a hacer daño y muestran una faceta de la persona que no gusta. Esas personas se dejan llevar por sus sentimientos, y acaban por equivocarse. Muchos son los ejemplos de alguien que haya estado ciego de amor y haya hecho locuras que nunca antes hubiese imaginado, pero a decir verdad, poco son los ejemplos de alguien que se haya equivocado al tomar una decisión pensándola y dejándose ayudar. Al actuar de una forma o de otra, la gente va a opinar sobre lo que hemos hecho, y eso no nos tranquiliza precisamente. Está claro que preferimos que la gente tenga buenas opiniones sobre nosotros a que estén rajando de nosotros y eso también influye a la hora de tomar una decisión. La que tomemos finalmente no siempre debería beneficiarnos solo a nosotros, porque no podemos vivir solos, y la mejor forma de vivir acompañado es que la gente esté a gusto contigo y de acuerdo con tus decisiones.
Las decisiones no se deberían tomar en el momento, independientemente de su importancia, toda decisión debería ser pensadas y meditadas, compartida con los más cercanos y sobre todo, con los que van a estar afectados por ella. No somos perfectos, no siempre vamos a tomar la decisión adecuada, y muchas veces nos vamos a dejar llevar por los sentimientos y lo haremos casi sin darnos cuenta, pero siempre todos tendremos y mereceremos una segunda oportunidad.
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