domingo, 26 de enero de 2014

Si no tienes vida interior, de nada te sirve buscarla fuera.

Actualmente, nuestra sociedad ha resaltado la exterioridad a través de todos los medios de comunicación y la vida interior es una de nuestras dimensiones más olvidadas.

Para muchas personas, la vida interior consiste en lograr cierta tranquilidad interna, en aislarse de los problemas y complicaciones del mundo exterior, en alcanzar cierta fuerza, equilibrio, etc, pero no es lo que significa realmente. Se trata de conseguir ver lo que ocurre dentro, desenmarañarlo todo, y llegar a ser como en verdad eres, más allá de todas las limitaciones y condicionamientos personales.
 Este interior, se da a conocer cuando te detienes, comienzas a mirar dentro de ti y a piensas en cuestiones como: ¿qué sentido tiene mi vida? ¿hay vida más allá de esta?

Un ejemplo de alguien que gracias a su interior superó muchas adversidades a lo largo de su vida, es Viktor Frankl. Este psicólogo de origen judío, estuvo recluido en uno de los campos de concentración nazis y consiguió sobrevivir a él pensando en que algún día volvería a reencontrarse con su mujer.

La vida interior nos permite mantenernos en pie en nuestro camino ante las dificultades, los obstáculos y adversidades que todos, sin excepción, vivimos y sufrimos.



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