Viktor Frankl hace referencia en su libro a la frase
de Nietzsche “el que tiene un porqué para
vivir, puede soportar casi cualquier cómo”.
El médico austriaco nos narra en su libro su
experiencia como preso en los campos de concentración nazis, donde en muy duras
condiciones observa las características y los cambios que sufre la psicología
de sus compañeros y de él mismo.
Lo que Frankl viene a decir es que mientras que un
hombre le encuentre un sentido a su vida, algo con lo que aferrarse a ella,
tendrá más posibilidades de sobrevivir a una situación extrema como era la de
los presos en los campos.
Una persona que se encuentre en una situación difícil,
por bien que se encuentre físicamente, si pierde la esperanza en alcanzar su
objetivo y no le encuentra el sentido a lo que hace está perdida. Viktor Frankl
nos lo cuenta desde su horrible vivencia en la guerra, pero esto puede suceder
en cualquier ámbito de la vida. Un alpinista que intenta alcanzar la cima de
una montaña y se topa con una tormenta tiene dos opciones: perder la fe y el
sentido a lo que hace y abandonar, o recordar por lo que está luchando,
encontrarle un significado a su causa y continuar. Y así con todo.
Aún así no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros. Esta frase que también aparece en el libro de Frankl, tiene en mayor parte la razón, pero hay un punto en el que discrepo. No es bueno no esperar nada de la vida, ya que el ser humano necesita depositar su confianza en algo y esperar de ello lo mejor. Luego puede decepcionarse o no, pero vive esperando en algo en lo que cree, y eso es lo que le hace seguir adelante.
En definitiva la vida se basa en eso, en confiar en
ti mismo, en tus posibilidades, y hallar el sentido a tu existencia, una meta que alcanzar; porque
como dice el gran filósofo alemán: si tienes un porqué, no importa lo duro que
sea el cómo.
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