domingo, 26 de enero de 2014

Por cada razón, una lucha.

Aun es pronto para que gente con 16 años diga que lo importante es tener un razón por la que vivir porque no hemos vivido tanto, ni hemos tenido experiencias fuertes para llegar a pensar en la muerte.
Poniéndonos en la piel de Viktor Frankl nos preguntamos ¿qué le incita a seguir luchando? ¿Qué da sentido a su vida?
Bien, pues recapacitemos sobre las anteriores preguntas. Pensando detenidamente nos damos cuenta de que daríamos la vida tan solo por nuestra familia, que de verdad nos quiere, o quizá tan solo por una o dos personas. Al fin y al cabo daríamos la vida por aquellos que nos llenan y nos ayudan a seguir viviendo y también en los momentos de depresión y de tristeza al pensar en ellos nos animamos a seguir hacia delante. Por otra parte la creencia puede tener un pequeño o gran hueco en este tema. En especial, a los creyentes, la fe nos ayuda a pensar que en un futuro todo irá mejor o al menos siempre va a haber alguien que hará lo posible para que todo vaya bien. Tener fe, es pensar que hay rayos de esperanza que sirven para seguir luchando, es vivir sumergido en positividad y ello nos ayuda a ser fuertes de mentalidad. Por otra parte, es esencial apreciar cada día en el que vivimos y los pequeños detalles que le dan sentido a nuestra vida.

Viktor Frankl es un ejemplo para darnos cuenta de que es importante luchar por lo que queremos hasta en las peores condiciones. Y que si tienes un sueño lo mejor es perseguirlo. El suyo era reencontrarse algún día con su mujer, no lo consiguió, pero eso le ayudó ser mas fuerte cada día y a mirar la vida de otra manera. Ahora somos nosotros los que debemos descubrir quienes son los que le dan rumbo a nuestra vida y a nuestro día a día. 

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