Muchas personas que
han estado en el umbral de la muerte o incluso clínicamente muertos por varios
minutos cuentan experiencias similares sobre lo que les ocurrió durante ese
tiempo. Decían sentirse ligeros, notaban cómo dejaban su cuerpo atrás y el
dolor desaparecía. Acto seguido vieron una luz resplandeciente y hermosa a través
de una especie de túnel en el que al final les esperaban sus familiares y sus
amigos fallecidos. Cada vez se sentían más libres y deseaban alcanzar esa luz,
pero sus seres queridos les decían que tenían que volver, que todavía no era su
hora. De repente notaron un fuerte dolor y la luz y el túnel desaparecieron. Se
encontraban tumbados en la cama de un hospital tras haber estado en coma.
Para estas personas cambió la percepción de la muerte
asegurando que sólo es el inicio de una nueva vida en un estado de completa paz
y alegría en un lugar mágico del cual no volverían. Pero, ¿Qué es lo que hay
realmente?
Si definimos la muerte como la ausencia de vida tendríamos
que ver a qué tipo de vida nos referimos. Si nos referimos a que dejamos de
existir para siempre, tras la muerte no habría nada y sería el fin. La otra
opción es mucho más esperanzadora y se refiere a la muerte corporal de tal
manera que tras la muerte habría algo más y podríamos seguir viviendo. Algunas personas
creen en la vida eterna en la que el alma se desprende del cuerpo y sube al cielo, un lugar
paradisíaco en el que te reúnes con tus seres queridos en completa felicidad y
armonía. Otros, creen en la reencarnación en la cual cuando morimos, nuestra
alma se reencarna en otro ser y volvemos a vivir. Pero, ¿qué es el alma?, ¿y el
cielo? Aunque nunca podamos saberlo lo que sí es cierto es que nuestro cuerpo
está formado por un conjunto de energía y que la energía no se crea ni se
destruye, sólo se transforma, por lo tanto es posible que al morir esta energía
interna o alma se evadiera hasta otra dimensión desde la que pudiéramos
observar todo sin que aquellas personas vivas nos pudieran ver, sería como si
nos convirtiéramos en seres de 4 dimensiones ante nuestro mundo de 3. Y yendo
más allá siguiendo con este pensamiento es posible que ese Dios o Dioses sean seres
que vivan en esa dimensión. Y a lo mejor esta dimensión o cielo sea una fase
intermedia para recapacitar y volver a la vida reencarnándonos en otro ser y
perdiendo nuestros recuerdos pasados.
Lo que sí es cierto es que a todos nos va a ocurrir y que
sea lo que sea nunca durante nuestra vida terrenal lo podremos saber puesto que
nadie ha vuelto ni volverá de ese otro lugar para contarnos como es. Ya que no podemos saber que nos espera después
de la muerte, dediquémonos a vivir el presente y a hacer de nuestra vida algo
prodigioso y que cuando llegue nuestra hora, muramos como seres dignos y, si
hay algo más allá lo vivamos de nuevo con intensidad.
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