Teóricamente
en nuestro país vivimos en un sistema democrático y constitucional, en el que
el pueblo elige a sus representantes en el Parlamento, y convivimos en una
sociedad regidos por leyes de igualdad para todos.
Pero,
en los últimos años, los pilares de este sistema se han vuelto inestables por
varios motivos, y no solo en España, sino en gran parte de los países de occidente
la población se cuestiona si realmente vivimos en democracia.
La
profunda desconfianza de un gran número de ciudadanos hacia sus representantes
políticos, el desinterés de muchos españoles por el
funcionamiento de las instituciones democráticas de nuestro país, y los casos
de corrupción hacen que nuestra confianza en la democracia flaquee. Existe una
brecha enorme de desconfianza entre los ciudadanos y sus políticos, entre los
gobernados y los gobernantes. Además, la crisis económica que sufrimos hace que
muchas personas caigan en la miseria, y al ver como les embargan sus bienes los
bancos y les desahucian, pierdan la fe en los políticos y en quienes nos controlan
de algún modo.
La
democracia se caracteriza por ser un sistema participativo, en el que el pueblo
vota y decide, pero en la actualidad esto supone un problema, ya que la mayoría
de los ciudadanos notan que solamente participan en el sistema cuando eligen
periódicamente a sus representantes, y son estos los que luego toman las
decisiones por su cuenta, sin consultar previamente la opinión de los
ciudadanos.
Varios de nuestros gobernantes hoy en día aprovechan ese poder otorgado directamente por el pueblo para beneficio propio, y dan la espalda a la democracia y a sus ideales de igualdad de derechos. Es como si los ciudadanos le tendiéramos la mano a los políticos, y estos nos tomaran el brazo. Al final el pueblo se acaba dando cuenta de este engaño, y algunos prefieren mantenerse al margen y otros, manifestarse.
Varios de nuestros gobernantes hoy en día aprovechan ese poder otorgado directamente por el pueblo para beneficio propio, y dan la espalda a la democracia y a sus ideales de igualdad de derechos. Es como si los ciudadanos le tendiéramos la mano a los políticos, y estos nos tomaran el brazo. Al final el pueblo se acaba dando cuenta de este engaño, y algunos prefieren mantenerse al margen y otros, manifestarse.
Tal
vez cuando se instauró el sistema democrático en España la población si creía
en los gobernantes, pero con los años estos se han aprovechado de la confianza depositada
de los ciudadanos en ellos y han hecho que los valores de la democracia se
hayan perdido. Si realmente queremos vivir en igualdad de derechos y regidos
por leyes que nos parezcan adecuadas, debemos cambiar nuestra conciencia, también el sistema político y
económico actual y no permitir que los políticos hagan lo que quieran a sus
anchas, y salgan indemnes.

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