domingo, 15 de diciembre de 2013

Las apariencias engañan

Mapa de los países que se consideran democracias (verde) y los que no (rojo)


La democracia es una forma de gobierno que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad.
En su sentido más estricto, decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación, que pueden ser directos o indirectos. En un sentido más amplio, es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.

Según esta definición, España es una democracia indirecta, pero hay muchas cosas que nos hacen dudar de ello. A los españoles les preocupan fundamentalmente cuatro problemas por encima de los demás: el paro, el fraude y la corrupción, la situación económica y la clase política. Así se desprende del último Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Más de 300 políticos españoles están imputados en presuntos casos de corrupción que se despliegan por todo el territorio. Ninguno de los políticos valorados llega al aprobado ni raspado. El presidente del Gobierno es de los peores valorados, con un 2,81 y el líder del principal partido de la oposición, apenas le supera con un 3,4. 

Otro problema es el sistema electoral actual. En muy pocos países del mundo el sistema electoral que se utiliza es proporcional (el porcentaje de representación parlamentaria depende directamente del de votos recibidos, es decir, una persona igual a un voto), y España no es uno de ellos. Esta es, no obstante, la idea que suelen tener los ciudadanos de la democracia moderna: los votos tienen todos el mismo valor.
En España, se utiliza una división por circunscripciones y un método matemático, la Ley D'Hont (siglo XIX), para repartir los representantes dentro de cada circunscripción. Una circunscripción es una división electoral en el interior del país. En España, cada provincia es una circunscripción, y también lo son las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. A cada circunscripción le corresponde un número determinado de representantes por ley, y otros tantos en función de la población. Cuando existen circunscripciones, los ciudadanos votan a sus representantes en cada circunscripción y no, como se suele pensar erróneamente, a los candidatos para presidente de gobierno del país. Por ejemplo, en Andalucía no votamos por Rajoy o Rubalcaba, sino por las listas que cada partido político presenta en la provincia.
Este sistema genera bipartidismo, gracias tambien a lo que se conoce en Estados Unidos como el "efecto spoiler", una división de votos entre los candidatos con ideologías similares. Cuando aparece un tercer partido o partido "spoiler", sus votos vienen de uno de los dos candidatos principales, lo que desemboca en la victoria del otro candidato principal con el que la mayoría de la población no está de acuerdo.

España está lejos de ser la democracia utópica con la que muchos sueñan, pero hay que reconocer que la situación política en nuestro país no es ni mucho menos la peor del mundo. Hay que esforzarse para mejorarla, pero es una tarea muy compleja porque los que ostentan el poder no van a facilitar un cambio que pueda acabar con su dominio.

Adjunto un video (en inglés con subtitulos) que explica un sistema de votos similar al nuestro. en su canal hay varios vídeos que explican otras formas de voto:



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