Los humanos, nos hemos acostumbrado a usar la
mentira como un medio para vivir, sustituyéndola casi por completo por la
verdad que hoy día tanto cuesta admitir. Tanto es así, que según un estudio,
nos creemos una de cada dos mentiras, es decir nos creemos la mitad de ellas.
Nos engañamos unos a otros constantemente, pero como nadie sabe nada, nos lo
seguimos creyendo y no mejoramos en nuestra capacidad de detectar todas esas
mentiras y entramos en un bucle de engaños del que es complicado salir. Sin
embargo, ¿es engañar siempre algo malo? Puede que no sea así.
Realmente la mentira es útil a veces. Un claro
ejemplo son los animales. Estos se hacen los muertos muchas veces cuando el ser
humano se quiere aprovechar de ellos. La mentira que han hecho les ayudará
luego a poder sobrevivir si es que las personas los despreciamos por “no tener
vida”. Hay que decir también, que este
suceso de creernos la mentira de estos animales o de cualquier otra cosa, es
porque, como dijo Feldman, nuestro cerebro tiende a creer que todo lo que ve y
detecta es verdad. Así por ejemplo, cuando vamos por la calle y vemos a un
señor “flotando” en el aire, tendemos a pensar que no es verdad, pero no somos
capaces de ver el por qué, y nos acabamos creyendo su engaño y ahí es donde está la magia de estas personas.
Las reacciones que solemos tener cuando nos
enteramos de que alguien nos ha ocultado la realidad sobre algo es en muchos
casos enfadarnos. ¿Debería realmente eso ser así? Siendo objetivos, no. Porque
todos mentimos alguna vez y no es agradable que alguien se ponga en tu contra
por haber hecho algo mal. Más que nada, deberíamos aprender a ponernos en la
situación del otro y ver qué le ha podido llevar a mentir y si es razonable o
no. La actitud que solemos tener ante la demostración de una mentira demuestra
que los seres humanos miramos poco más allá de nuestro ombligo, sin saber qué
ha podido llevar a otra persona a realizar este tipo de actos.

La mentira no es al fin y al cabo algo tan malo,
es simplemente algo que los humanos tenemos que utilizar como un recurso para
salir de situaciones que no serían idóneas para todos, y muchas veces nos
alivia bastante de cargas que pueden resultar bastante pesada. Mark Twain dijo
una vez: “Nadie podría vivir con alguien que dijera siempre la verdad”. Y qué
razón tenía. Imagina vivir con alguien que nunca mintiera, te daría más de una
decepción porque como se suele decir, la verdad duele.
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