domingo, 1 de junio de 2014

¿Has dicho alguna verdad en las últimas 24 horas?

El motor de la ilusión
“¡Han llegado los reyes!” Esta frase sale por la boca de niños emocionados mientras despiertan a sus padres todos los años en millones de hogares del mundo. Y esta frase es una mentira. Una mentira que moviliza todos los años a millones de personas en los lugares más recónditos del planeta. Pero al fin y al cabo, no es algo que le produzca daño y secuelas morales a nadie. Todo lo contrario. Llena de alegría y emoción a los más pequeños, y de ilusión y expectativas las semanas previas por ver cumplidos sus deseados caprichos.
Todos los años escuchamos frases del estilo de “Vamos a bajar los impuestos”, “Vamos a subir el salario mínimo” o “Va a bajar la cifra del paro” en una serie incontable de meetings políticos, que aparecen en la portada de numerosos periódicos nacionales y que resumen el guion de noticias y telediarios. Estas afirmaciones son el resultado de promesas electorales debido a las cuales miles de votantes acuden a las urnas a dar su apoyo a uno o a otro partido político, fruto de la ilusión por una futura situación del país mejor a la actual. Pero todas estas promesas suelen quedarse en un engaño.
Estos ejemplos ratifican que la ilusión en muchos casos suele ser fruto del engaño. No podemos saber si esas promesas de los políticos van a ser realidades en un futuro, pero si tuviésemos que apostar porque van a cumplirse, un razonamiento lógico nos llevaría a no hacerlo.

En cambio, la ilusión que siente un niño en el día de epifanía, su esperanza por convertirse en Cristiano Ronaldo, en Messi o en una princesa, no es comparable con la de un adulto por el cumplimiento de unas promesas políticas. Pero estas fantasías que tanto ilusionan al niño, son un engaño, o al menos en su gran parte, de manera que esta ilusión esta movida y condicionada por la mentira.

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