domingo, 1 de junio de 2014

Miento, luego existo.


Miento, luego existo


Para empezar a hablar sobre la mentira, cabe aclarar brevemente que es: se dice de una expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, cree o piensa. Dicho esto, hay que ser un poco radicales, e ir a la raíz del asunto, ¿por qué mentimos?
                                                            
En multitud de ocasiones la mentira llega a formar intrínsecamente parte de nuestra vida cotidiana, la empleamos con tanta frecuencia, que llega un punto en cual ni nosotros mismos somos conscientes de que estamos mintiendo, esto desvirtúa un poco el significado de la palabra, puesto que si no somos conscientes de que estamos mintiendo, ¿estás realmente mintiendo?, ¿puede convertirse una mentira en tu verdad? Como dijo el ensayista estadounidense Elbert Hubbard: “la mentira es un triste sustituta de la verdad, pero es el único que se ha descubierto hasta ahora”. Esto viene a decir que si con mucha frecuencia empleas una misma mentira, llega en un momento que se te olvida la verdad, y es aquí cuando caes en las garras del autoengaño, que aparece cuando deseas tanto que algo sea como tu quieres, que se te olvida como es realmente. A lo largo de la evolución del ser humano la mentira se presenta como un recurso indispensable para la misma evolución de este, puesto que es un recurso fácil de usar y muy efectivo a corto plazo.


         Partiendo de la base de que todo ser humano miente o ha mentido, los que frecuentan la mentira suelen ser personas acomplejadas o inseguras de si mismas, que mienten para buscar la aprobación o admiración de los demás.

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