Miento, luego existo
Para empezar a hablar sobre la mentira, cabe aclarar brevemente
que es: se dice de una expresión o manifestación contraria a lo que se sabe,
cree o piensa. Dicho esto, hay que ser un poco radicales, e ir a la raíz del asunto,
¿por qué mentimos?
En multitud de ocasiones la mentira llega a formar intrínsecamente
parte de nuestra vida cotidiana, la empleamos con tanta frecuencia, que llega un
punto en cual ni nosotros mismos somos conscientes de que estamos mintiendo, esto
desvirtúa un poco el significado de la palabra, puesto que si no somos conscientes
de que estamos mintiendo, ¿estás realmente mintiendo?, ¿puede convertirse una mentira
en tu verdad? Como dijo el ensayista estadounidense Elbert Hubbard: “la mentira
es un triste sustituta de la verdad, pero es el único que se ha descubierto hasta
ahora”. Esto viene a decir que si con mucha frecuencia empleas una misma mentira,
llega en un momento que se te olvida la verdad, y es aquí cuando caes en las garras
del autoengaño, que aparece cuando deseas tanto que algo sea como tu quieres, que
se te olvida como es realmente. A lo largo de la evolución del ser humano la
mentira se presenta como un recurso indispensable para la misma evolución de
este, puesto que es un recurso fácil de usar y muy efectivo a corto plazo.
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