El engaño es una característica que permite manipular la
realidad para que sea de nuestro agrado pero, ¿el engaño puede estar tan
conectado a nuestra forma de vida como para formar parte intrínseca de ella? ¿Vivimos
en una realidad falsa llena de mentiras?
Desde la antigüedad el engaño ha sido imprescindible para el
éxito evolutivo. Los antepasados luchaban con astucia siendo la mentira el arma para conseguir sus objetivos. La mentira ha existido siempre como una
cualidad muy ventajosa, gracias a la cual podemos crear falsas realidades y
utilizarlas en nuestro propio beneficio. Con ella manipulamos la mente de los
demás e incluso podemos manipular nuestra propia mente creyéndonos nuestras
propias mentiras. Es esta mentira la herramienta para aislarnos de la realidad
cuando no queremos aceptarla y nos sentimos abrumados ante ella. Nos engañamos
a nosotros mismos, reprimimos los recuerdos, inventamos otros, racionalizamos
el comportamiento, elevamos la opinión
que tenemos de nosotros …todo para
nuestra mayor satisfacción, ya que todos preferimos una mentira que te haga
feliz que una verdad que te haga llorar. Tantas utilidades del engaño hacen que
continuamente por una o por otra cosa mintamos y vivamos en una realidad
ficticia. Además, Al igual que nosotros mentimos, también estamos rodeados de
una gran cantidad de mentiras, de las cuales solo somos capaces de captar la
mitad de ellas. Y así, si vamos más allá podemos decir que toda la sociedad y
los sistemas establecidos y el gobierno
es una gran mentira que aceptamos como verdad. Pero más allá de todo esto
poseemos una conciencia humana que nos advierte que este no es un modo correcto
de vida y a la larga lo único que hace es perjudicarnos.
Sean cuales sean las mentiras está claro que ocupan una gran
parte de nuestra existencia y las hemos
interiorizado como una forma de vida incorrecta y falsa de la que deberíamos desprendernos
y vivir en la verdad y de una manera más sencilla.
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