Según
la concepción de los filósofos clásicos el hombre sería un ser que lucharía por
erradicar la mentira de la sociedad para conseguir que esta sea cada vez más
segura y éticamente perfecta. Sin embargo según los descubrimientos
neurobiológicos, evolutivos e incluso filosóficos la mentira es una estrategia que
todos los organismos utilizan para sobrevivir y obtener ventaja frente a sus
contrincantes. ¿Nos convierte esto en organismos determinados para utilizar la
mentira como estrategia? ¿Esta estrategia la usamos sólo en relación con el
entorno o la utilizamos con nosotros mismos? Como resultado de la batalla entre
el uso de la mentira y la necesidad de detectarla se produjo un desarrollo del
campo haciendo posible conseguir una capacidad cada vez mejor. ¿Pero es posible
pensar que gracias a este desarrollo alcanzado el hombre es capaz de superar
esos impulsos instintivos?
En el
mundo real nuestra percepción es que la mentira funciona y obtiene resultados
positivos. Lo podemos ver en la naturaleza con plantas y animales donde el
camuflaje se usa como mecanismo de defensa pero también como ataque. Vemos
además, que en las relaciones humanas esta estrategia también obtiene
resultados positivos y constantemente estamos desarrollando mecanismos para
mejorar por un lado la capacidad de engañar a los demás así como la posibilidad
de detectar el engaño al que nos quieren someter. Podemos pensar que en las
relaciones sociales nunca mostramos nuestras verdaderas intenciones para de
esta forma obtener ventajas así como para conseguir seguridad y control sobre
la situación.
Este
afán de intentar ser siempre más que los demás, nos conduce en ocasiones a
hacer un uso excesivo de la mentira, transformándonos en
personajes total o parcialmente ficticios. Aquí podríamos aplicar aquello de
que "los mentirosos tienes las piernas muy cortas". Si edificamos una
vida sobre la mentira, ésta acabará por venirse abajo.
Pero
podemos llegar más lejos y concluir que el hombre necesita la mentira como medio
para llevar a cabo su vida y para ello construimos una imagen falsa tanto del
mundo como de nosotros mismos. Esta capacidad de autoengaño mejora nuestra autoestima,
nos vemos mejor y más positivamente de lo que realmente somos, así como construímos
una imagen falsa y pasamos por alto las contradicciones a las que la vida
cotidiana nos somete. Esta estrategia de autoengaño pasa, sin embargo
desapercibida al hombre.
Hablando de la mentira, aparece por
lógica complementaria, el término "verdad". Aquello que conocemos
como verdad, ha sido dictado por el hombre, está sujeto a juicio y en realidad,
nada es verdad para toda la humanidad. Son por tanto, dictámenes que el hombre
formula con el anhelo de poder elevar a la categoría de verdad universal, pero
quedan sin embargo rebajadas a mentiras disfrazadas.
Pero podemos discutir si como
consecuencia del proceso evolutivo que ha dado lugar a la aparición de nuestra
inteligencia el hombre como ser que utiliza su libre albedrio puede superar el
uso de la mentira. Desde el punto
de vista moral, matizamos aquellas mentiras que son formuladas con el propósito
de lograr un objetivo, de agradar a alguien, de dañar a alguien o simplemente
de sobrevivir.
Moralmente, aquello a
lo que nos conduce la mentira, no nos satisface. Unos cimientos falsos acaban
por desmoronarse tarde o temprano y todo se nos viene encima.
Para
lograr aquello que nos proponemos, debemos imponernos a los demás, esto es
cierto por cruel que resulte, lo importante es hacerlo a través de métodos
legítimos, que nos permitan que al acabar el trabajo, podamos mirar atrás y
sentirnos orgullosos de aquello que hemos logrado, y sobre todo de cómo lo
hemos logrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario