lunes, 14 de octubre de 2013

¿Nos vestimos, o nos visten?

¿Nos vestimos, o nos visten?



Puede parecer una pregunta de un niño que aprendió a hablar hace no mas de dos años, y no solo parecerlo si no que lo es, pero precisamente para este tipo de preguntas está la filosofía para cuestionarse lo evidente y responderlas. Y hacer ver que porque toda la gente lo tenga asimilado y lo vean algo muy lógico y muy normal, puede que no sea algo tan lógico o tan normal, con simplemente mirarlo desde otro punto de vista que valla más allá.

La principal causa de que vayamos vestidos puede que sean los prejuicios que tantas veces nos hacen ser como quieren que seamos y no como realmente somos, por ejemplo, de aspecto físico al parecer, según la televisión, tenemos que ser los hombres fuertes y musculosos y las mujeres delgadas. ¿Nos importa más nuestra opinión o la de los demás?. Para responder a esta pregunta no hace falta más que observar el día a día, en el que seguimos la moda como zombis sin pensamiento propio alguno.
Pero ir vestido también puede tomarse como una medida de higiene, puesto que por lo menos a mi no me gustaría sentarme en el autobús, donde antes se ha sentado otra persona sin ropa.
Lo bueno que tiene el ir vestido, excepto para los seguidores acérrimos de la moda los cuales piensan por ellos, es que es un arma de expresión de la personalidad de cada uno, sin embargo este pensamiento propio sobre nuestros gustos se ve afectado por el continuo bombardeamiento de las modas a través de los medios de comunicación, lo que hace que vistamos como nos han metido en la cabeza que tenemos que vestir.


En definitiva estoy de acuerdo con la rara costumbre de los humanos de ir vestidos, pero siempre y cuando lo que llevemos puesto lo llevemos porque realmente nos gusta y como forma de expresarnos y diferenciarnos de los demás, y no porque esté “a la moda”. Influye más la moda que nuestros gustos en la forma en la que día a día nos vestimos.

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